En estos tiempos que vivimos tenemos distintas soluciones para sanarnos.
A veces las enfermedades no se originan por "fallos" en nuestro sistema
inmunitario o porque "los virus están en el ambiente" como nos han inculcado desde niños.
En ocasiones, nosotros mismos creamos enfermedades de la nada. Nuestro cerebro es poderoso y cuando lo sobreexcitamos y llenamos nuestra mente de pensamientos como, ¿cómo llegaré a final de mes? ¿Tendré para la hipoteca? ¿Abro el buzón o sólo encontraré recibos del banco? ¿Me querrá para siempre?¿Seguiré en este trabajo aunque me paguen 700 euros y trabaje esclavizado?¿Se me quitará la tos para que pueda volver a trabajar para ganar para pagar el crédito???.... Y podría seguir con una lista muy larga.
Eso nos lleva a úlceras, cólicos, ansiedad, cefaleas ... Y también aquí podría poner una lista larga. ¿Y qué hacen los gobiernos a traves de su Sanidad?
Por supuesto no hablemos del atraso que llevamos en cuanto a terapias alternativas
que funcionan estupendamente en Europa.
Vayamos a lo que yo conozco: el espíritu de las personas. Los psiquiatras y psicoanalistas
hacen un trabajo maravilloso, pero si eres una persona que te encuentras en una
situación económica no muy bollante y tienes que recurrir a sanar tu espíritu, tu mente,
acabas en la seguridad social y allí lo que consigues es volverte un adicto a los orfidales
y sucedáneos.
Hay muchos de mis clientes que han llegado a consultarse conmigo llorando y han salido
con una sonrisa. Es muy tranquilizador que alguien te dibuje una parte de tu futuro.
Yo siempre les explico que el Tarot es una guía, que si toman el camino que las cartas
les indican llegan al puerto adecuado. Pero en la vida hay que saber qué camino tomamos.
La adivinación es una forma fantástica de aclarar las mentes, de tranquilizar los espíritus,
de saber que hay un futuro. A veces necesitamos una limpieza, otras necesitamos
poner en orden el pasado, honrar a aquellos que ya no están pero nos cuidan, o ayudar a
alguien que nos lo está pidiendo en la distancia, física o intangible y que no nos deja descanso.
Y para éso estamos las personas que funcionamos como vehículo para alcanzar esa
relajación sin necesidad de fármacos. Nuestro don está devaluado por personas que no lo
han sabido usar, pero me duele cuando algunos nos llaman estafadores o cuentacuentos.
Somos muchas cosas: consejeros, amigos, madres, padres, hijos, hermanos, psicólogos,
maestros, aprendices ... Pero la mayoría creo firmemente que somos buenas personas,
destinadas a ayudar, que cuando vemos que alguien necesita una ayuda que no podemos
dar (que su sanación ha de ser física y realizada por un médico o profesional de salud), no
dudamos en enviarlo a quien le cuidará. No somos locos profetas, solo aquellos que hemos
recibido un don con el que podemos hacer la vida más sencilla a los otros.
Pensad sobre ello. Rompamos de una vez con tanto tabú impuesto y abramos la mente,
el espíritu y el corazón.
Mucha luz para todos.
